Dice una vieja leyenda que cuando un humano acoge y protege un animal un rayo de luz guía su vida para siempre.

Nunca imaginamos cruzarnos con historias como estas; el amor noble y desinteresado de un pequeño de tan solo 3 años convenció a sus padres de recoger un perrito. A pesar de la dificultad, el hambre y el frió de la calle, Daniel y su esposa no dudaron en llevarlo con ellos. Y así llegaron juntos desde Venezuela hasta el Puesto de Atención al Migrante de la Cruz Roja Colombiana Seccional Boyacá, la familia y su nuevo integrante: Tomas. Durante el largo recorrido a un hombre lo conquistaron los verdes y grandes ojos del perro –asegura Daniel –  sin pensarlo, ofreció a la familia 240 mil pesos colombianos por el animal. El padre y la madre, tentados por las necesidades, llegaron a contemplar la posibilidad, pero no pasó mucho tiempo antes de pensar que el nuevo compañero le estaba dando a su hijo algo que no iban a comprar con ese dinero: esperanza, hoy en día recorren carreteras en busca de un futuro mejor.